El correo no deseado que contiene publicidad masiva, más conocido como spam, está ocasionando serios problemas en los procesos de negocio. ¿Por qué? Básicamente porque los correos con órdenes de compra, facturación y pedidos de precios de productos o servicios llegan más tarde al usuario final y corren riesgo de ser borrados.
Para tomar dimensión del impacto vale hacer un poco de historia. El correo electrónico comenzó a usarse en 1965, aunque que recién toma la forma en que lo conocemos a partir de 1971. Este nuevo sistema abarata los costos, permitiendo masificación y rapidez en las comunicaciones. Por ende, las compañías empezaron a usarlo fuertemente, llegando al punto de desplazar al fax, sistema predominante que se usaba desde 1851. Dadas las características de este nuevo medio de comunicación digital, empezaron los problemas que hoy ponen en riesgo a aquellas empresas que no cuentan con adecuadas instalaciones o configuraciones de seguridad adecuadas.
Los spammers e intrusos usan el acceso a Internet con gran capacidad de transmisión y mediante diferentes técnicas logran la denegación de servicios a las páginas Web de las compañías y servidores de correo electrónico, entre otras acciones dañinas.
Es necesario comprender que el spam no tiene sólo un fin de publicidad, sino también puede poner en riesgo la seguridad de una compañía que no cuente con una infraestructura o medidas de seguridad acordes.
El correo masivo puede provocar algunos fallos de seguridad como el phishing (falsos correos de entidades bancarias), denegación de servicios, incrementar los costos en conexiones de Internet por recibir y rechazar los correos basura, consumo de espacio en los discos del servidor de correo y espacio y tiempo para realizar resguardos o backups.
También impacta en la productividad, si se toma en cuenta el tiempo que le lleva al usuario discernir qué es spam y eliminarlo; se producen episodios de NDR (Non Delivery Report), y una nueva técnica permite a los spammers enviar correos masivos y colocar a empresas que no envían spam dentro de las listas negras. El spam también transmite troyanos y botnets, y mediante técnicas sofisticadas de robo de bases de datos, como los DHA (Directory Harvest Attacks) los spammer se hacen de listas de direcciones de correo electrónico.
El spam ya no sólo está llegando a nuestras casillas de correo. Poco a poco van a nuestros celulares como mensajes de texto, llamadas de publicidad a los teléfonos domiciliarios y a los mensajes no deseados en las herramientas de chat. Llegado el momento, se deberán ir ajustando las configuraciones de cada uno de estos dispositivos para evitar que nuestros datos estén al alcance de los spammers.
Enrique Dutra
Pd: esta nota fue publicada el 16 de abril en el Diario La VOZ del INTERIOR.
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VIDEO SPAM Y SEGURIDAD
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